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Las aguas de Cubillas reflejan las sierras que circundan Granada y ocultan el valle perdido de la Ilíberis romana
La lámina de agua cambia de color con el paso de las horas. Se tiñe de naranja al amanecer para volverse azul durante el día y rojo al atardecer, crea un gran espejo en el que se reflejan las nubes y las sierras que protegen la gran vega de Granada. Es la superficie del embalse de Cubillas, una extensión de casi dos millones de metros cuadrados con un entorno natural cargado de contrastes y que oculta lo que hasta hace poco más de medio siglo era un valle de tierras de aluvión con vegetación mediterránea, riberas y lagunas conocidas por el hombre desde el paleolítico y que hace dos milenios albergó huertos, necrópolis y villas romanas. Era el camino natural entre la antigua Ilíberis, más tarde Medina Elvira, y el interior de la península Ibérica.
El río Cubillas, que recibe aguas del Colomera, llena la gran cubeta del embalse, que no es tan profundo como parece y solo llega a 20 metros, lo que aporta riberas de escasa pendiente y, por tanto, ideales para una gran cantidad de especies animales y vegetales que encuentran en las orillas un hábitat perfecto a pesar de la presencia humana, que cada vez se hace más masiva e insostenible.
Tras su construcción, que se inició en el año 1939 y comenzó a acumular agua en 1955, las tierras de parte de su entorno más próximo se convirtieron en bosques de pinares que fueron plantados con fines de explotación maderera, pero que con el tiempo han logrado naturalizarse de tal forma que ya se pueden considerar parte fundamental del paisaje natural de esta zona, situada al noroeste de la capital granadina, en el municipio de Albolote. Los bosques, a pesar de que fueron creados con árboles demasiado juntos unos de otros con el objetivo de que crecieran rectos y alcanzasen gran altura, han generado ecosistemas propios, espacios de matorral donde se refugian una gran cantidad de especies de vertebrados, desde micromamíferos a reptiles y aves forestales, que además de disponer de agua de forma permanente, aprovechan la vegetación para protegerse y comer.
Observar aves
La presencia de grandes aves acuáticas es habitual en la ribera izquierda, aguas abajo, del embalse. La lámina de agua de Cubillas se ve surcada por las estelas de los enormes cormoranes. Refleja el vuelo de estas aves de color pardo, casi negro, con más de metro y medio de envergadura de alas, que han formado en el embalse una de sus poblaciones más importantes en la provincia de Granada. Se les puede observar cuando se posan sobre las ramas de árboles que sobresalen de las aguas, y otean el horizonte o extienden sus alas para que se sequen al sol.
Ruta, fotogalería, datos, ecosistema, especies de fauna y flora de este enclave en la revista de naturaleza de IDEAL, Waste Magazine.
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